TRAS DRAKE, LA PESTE ARRASA VIGO

EFEMERIDES 1 SEPT 1598
 
"Apenas repuestos los atribulados espíritus vigueses del duelo general, por el incendio y saqueo de la villa, a manos de los corsarios ingleses capitaneados por Drake, se inicia en este día una terrible epidemia de peste, cuyo contagio se atribuyó a los tripulantes de tres embarcaciones, que días antes habían arribado a puerto, procedentes de Ultramar. En efecto, la epidemia se inició en las casas de ocho pescadores de Coya que estuvieron a bordo de tales navíos, propagándose desde entonces con enorme rapidez. La virulencia del mal era también extraordinaria, pues producía la muerte de los atacados en menos de veinticuatro horas.

Los regidores, auxiliados por el Cabildo de la Colegiata, trataron de atajar el morbo, aislando a todos los enfermos en unos albergues improvisados en la playa de Coya, pero el progreso de la epidemia fué tan fulminante que a los pocos días se manifestaba en todos los puntos de la población. Nadie se atrevía a acercarse a los dolientes ni a enterrar a los muertos; era un espantoso espectáculo de desolación e impotencia, que provocó el éxodo total del vecindario. Con esto, la enfermedad se propagó a Redondela, Bouzas y Túy, ciudad ésta en la que por más largo tiempo se dejaron sentir sus fatales efectos.
El día 21 de octubre no quedaban en Vigo más que 22 hogares, según expresión de un acta del Cabildo de la Colegiata, a la que nos referiremos con más detalle oportunamente. Los que no fallecieron, habían huido. El regidor de la villa publicó un pregón, diciendo “que el remedio más verdadero era apartarse unos de otros y fuir de la ira de Dios permitida por nuestros pecados”. Mientras tanto, el comercio por mar quedó interrumpido, pues ninguna nave se atrevía a penetrar en la ría; faltaron brazos para la pesca y para toda la actividad industrial o mercantil, sufriendo la población un colapso intensísimo, en aquellos mismos azarosos días en que iniciaba su reconstrucción, después de la desoladora devastación sufrida.

Hasta transcurrido un año, no empezó a recobrarse la vida de Vigo, tan maltratada por toda suerte de calamidades. A los vigueses de entonces, aquel fin de siglo debió haberles parecido el fin del mundo.

Fué ésta la tercera epidemia que sufrió la villa en el término de treinta años, con matemática periodicidad de diez años. En 1569, la peste había causado más de dos mil muertos, “entre grandes y pequeños”, según consta con una nota anexa a un acta del Cabildo de la Colegiata. En abril de 1579, volvió a presentarse la terrible enfermedad, con tal violencia que quedó la villa despoblada por completo, ya que los vecinos sanos huyeron aterrorizados. Y, en fin, no menos trágica fué esta otra aparición de la epidemia en 1598, que duró hasta bien entrado el año siguiente.
 
Xosé María Álvarez Blázquez. "La Ciudad y los Días. Calendario histórico de Vigo"
 

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