FELIX SANTAMARIA, EL HOMBRE QUE MULTIPLICÓ VIGO

VIGUESES
 
 
La ciudad le debe casi todo lo que es hoy  Félix Santamaría García de Larenas. A partir de su iniciativa, empeño y osadía, sin su intervención Citroën nunca hubiera venido a Vigo. Un hombre extraordinario, un emprendedor polifacético que dejó un enorme legado fruto de una trayectoria tan intensa y extensa que para contarla, siquiera sea por encima, se necesitan dos capítulos.

 Así es como a él le gustaba definirse: investigador en plásticos. Creando empresas, dedicado a sus extraordinarias patentes, a los diferentes emprendimientos partiendo de la galvanotecnia y galvanoplastia, ocurrió que, corriendo el año 1956, enterado de que la empresa francesa Citroën estaba a punto de instalarse en Navarra, en Alsásua, Félix Santamaría García de Larenas, un hombre tan diverso como inquieto, se puso en marcha con el objetivo de que la compañía automovilística cambiara su inicial proyecto de emplazamiento y se viniera a Vigo.

Lo consiguió también gracias a sus contactos; pero sobre todo por su disposición, habilidad, energía y dotes de persuasión. Se puede decir que en Madrid secuestró -amablemente, por supuesto, con todo tipo de atenciones - al Barón de Roure, alto ejecutivo de la marca francesa que acababa de aterrizar en Barajas para desde allí, al día siguiente, trasladarse a Pamplona. Lo fue a esperar al aeropuerto madrileño y lo recibió a pie de la escalerilla del avión con un gran ramo de flores para su señora, que lo acompañaba. Después lo trasladó a su hotel y lo convenció de que antes de viajar a Navarra, donde solo faltaba su firma, debía visitar nuestra ciudad.


UNA GESTIÓN POR COMPLETO DESINTERESADA EN FAVOR DE VIGO

 Todo ello con la aquiescencia de su amigo González Bueno, ex ministro, ingeniero y que sería primer presidente de Citroën Hispania. Ya en Vigo, contando con el apoyo del alcalde de entonces, Tomás Pérez Lorente, supo poner en valor la existencia de una Zona Franca que estaba inoperativa, sin clientes desde su creación en 1947; y también la situación estratégica del puerto para el tráfico marítimo. Así como la existencia de un importante tejido industrial representado por los astilleros y otras industrias del metal que proporcionarían especialistas.

Félix Santamaría hizo la gestión de manera totalmente altruista y nunca después pidió nada a cambio. Tampoco inició ninguna industria en el entorno de Citroën, cuando tenía tan fácil hacerlo.

De manera paralela, la llegada de Citroën significó la salvación de la Zona Franca, que estaba previsto se trasladase a Bilbao como consecuencia de la radicación de Citroën en Navarra.

La iniciativa de Santamaría, su empeño en traer la marca francesa a su ciudad, se traduce hoy, medio siglo después, en que aquella pequeña planta inicial se ha convertido en una de las principales del Grupo PSA Peugeot Citroën e impulsora de una potente industria de la automoción que genera cerca de veinte mil empleos directos, unos cuarenta mil entre directos e indirectos en el área de influencia de Vigo. Una industria que representa el 14% del PIB de Galicia.

A cambio de todo ello, tarde y muy mal, primero le pusieron a Félix Santamaría un camino medio rural o "camiño" en las proximidades de Balaídos, hoy desaparecido. Y después, una calle tan pequeña en el entorno de A Florida que su nombre ni siquiera aparece en los mapas de Google. Una verguenza y un escarnio por parte de los sucesivos alcaldes de la ciudad. Por parte de la ciudad misma, se puede decir.

EL NAUFRAGIO DEL PRÍNCIPE DE ASTURIAS ESTUVO EN EL ORIGEN DE TODO

Así es el destino de las personas, de las ciudades e incluso de las naciones, que con mucha frecuencia, por no decir casi siempre, se encuentra en función de casualidades o acontecimientos inesperados, en ocasiones trágicos.

En este caso, para que Félix Santamaría pudiera intervenir decisivamente para convencer al Baron de Roure para que Citroën cambiase su proyecto de emplazamiento inicial, tuvo que ocurrir cuarenta años antes la tragedia del hundimiento del buque Príncipe de Asturias, lo que sucedió dos años después de la catástrofe del Titanic.

El trasatlántico, que estaba considerado la joya de la marina mercante española, propiedad de la Naviera Pinillos, había partido el 17 de Febrero de 1916 de Barcelona con rumbo a Buenos Aires. El cinco de Marzo a bordo se celebraba una fiesta de carnaval cuando el barco se acercó peligrosamente a la costa brasileña en las proximidades de Santos, se fue contra unas rocas y se hundió rápidamente.

Fallecieron 457 de los 600 pasajeros y tripulantes, entre ellos José Santamaría Abalde y Berta García de Larenas, padres de Félix Santamaría, él gallego y ella chilena. José Santamaría era uno de los hombres más ricos de Chile, concesionario para toda Europa de las exportaciones de nitrato y de cobre, con flota mercante propia. Sus cuerpos nunca fueron recuperados y se les dio por desaparecidos, por lo que el gobierno del país sudamericano recuperó una concesión que era por noventa y nueve años, más que suficientes para que hubiera llegado a los hijos y nietos de su detentador.

LOS TEMPRANOS COMIENZOS DE UN GRAN EMPRENDEDOR

Junto a sus hermanos José y Luis, de cuatro y tres años de edad, Félix, que contaba con dos, los tres fueron trasladados a Vigo para ser acogidos por familiares paternos. Aquellos niños que estaban destinados a ser muy ricos conocieron una infancia muy diferente a la que hubieran vivido en Chile de no mediar el naufragio del Príncipe de Asturias. Félix Santamaría, al cuidadode su tía Segunda, que era maestra, se vió así obligado a empezar a trabajar a los doce años.

Empleado en un comercio que se llamaba La Electra, muy pronto se aficionó a la química, que estudiaba de forma autodidacta mediante manuales. Y dado que todos los días a la ocho de mañana actuaba como monaguillo remunerado con un real los días de semana y dos reales los domingos en la capilla del Sanatorio Amoedo, esta actividad le proporcionaba unos ingresos extras que le permitían pagarse un curso de Radio por correspondencia.

A los catorce años se inició en el mundo de la ornitología. Una afición que mantuvo y desarrolló toda su vida y que le llevó, sesenta años más tarde, en 1976, a obtener por triplicado el Campeonato del Mundo de Canaricultura tras haber resultado sus tres ejemplares presentados vencedores en sus correspondientes categorías. Fue entonces cuando publicó su "Compendio de canaricultura Roller", que sigue siendo una referencia. Y colaboró durante años en revistas especializadas de América y Europa.

Era un enorme personaje Félix Santamaría.
 
J. Gómez F.

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