PRECAUCIONES CONTRA LA PESTE

EFEMERIDES 17 NOVIEMBRE 1733
 
 
"Traemos hoy a este rincón de la historia local una curiosa noticia, reveladora de los sistemas profilácticos con que la Ciencia trataba de oponerse a los terribles estragos de la peste, en épocas pasadas.

El Gobernador Militar de la plaza de Vigo, D. José de Oreiro, recibe con esta fecha una instrucción del Capitán General de Galicia, Conde de Itre, para prevenir del contagio pestífero a la población. El Sr. Oreiro, a su vez, dió traslado de ella a los Justicias, Sargentos Mayores y Caudillos de Milicias de su jurisdicción. Se temía que la peste, declarada con inusitada virulencia en Argel y otros puertos del Norte de Africa, pudiera ser traída a nuestras costas por embarcaciones de cabotaje procedentes del Mediterráneo. Para ello, se señalaba como únicos puertos autorizados para el registro de los buques de tal procedencia, los de Coruña, Ferrol, Ribadeo, Pontevedra y Vigo, advirtiéndose en la citada Instrucción que el reconocimiento de los papeles de a bordo debería efectuarse "a barlovento, rociados sus despachos en vinagre y sahumerio".
 
Tras estas iniciales precauciones, se prohibía a los pescadores y vecinos de los puertos todo contacto con las embarcaciones que navegasen a lo largo de la costa o penetrasen en el interior de las rías, bajo pena de confiscación de sus bienes, la cual les sería aplicada por la simple sospecha de contacto directo con mercancías o viajeros sospechosos de procedencia "sucia". Y si acaso tales barcos precisasen provistarse de agua o mantenimientos, harían de facilitárseles en lugares alejados, con centinelas de vista, debiendo bajar los tripulantes de las naves forasteras a recogerlos y dejar el dinero, importe de la compra, en un recipiente con vinagre, podría retirarse el dinero, guardando siempre las máximas precauciones en el sentido de que fuese éste el único objeto de contacto mutuo.
 
Frente a las viejas teorías de los aires pútridos, miasmas flotantes, etc., en estas disposiciones del Capitán General se advierte un concepto más acertado del contagio, como consecuencia de contactos personales. La dolorosa y repetida experiencia demostraba, en todo caso, que la población gallega, por su condición marítima, era presa fácil de tales invasiones epidémicas. Por fortuna, en esta ocasión las precauciones fueron innecesarias, pues la peste no se presentó en nuestro puertos, y el consumo de vinagre no rebasó los límites de lo normal."
 
Xosé María Álvarez Blázquez. "La Ciudad y los Días. Calendario histórico de Vigo"
 
 

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