EL MAL NEGOCIO DE LOS NAZIONALISTAS CATALANES

OPINION

 
La imagen de buenos negociantes y portadores del "seny" que hace no mucho les asignábamos a los catalanes de repente se nos ha venido abajo.
 
El "seny" o sentido común catalán ha desaparecido hace años de la política de aquellos condados cuando el acelerón secesionista ha provocado que unos de sus miembros hayan acabado en la sombra, otros huidos a Waterloo o Ginebra y los que se han quedado están como pollos si cabeza sin saber qué hacer.
 
El poco honorable Jordi Pujol (y familia) con la implantación de su plan de ingeniería social (desde el año 80) racista, xenófoba y excluyente pretendió que la mayoría hispanohablante de Cataluña fueran los negros de Sudáfrica en pleno "apartheid".
 
El mal negocio de los 'nazionalistas' catalanesHay que reconocer que Pujol tenía dominado el truco con Madrit que consistía en que primero amenazaba para después hacer su recolecta de más fondos (con un tanto por ciento para su partido y su familia) y más competencias para su petit pais.
 
Pero sus sucesores han resultado muy ansiosos pero muy pobres intelectualmente y han terminado por gastar su "valiosa bala de plata", por lo que ya después del disparo solo les quedaba que el golpe al Estado les funcionara, que Europa los reconociera como nueva nación y que el gobierno español se aviniera a negociar.
 
Pero la realidad es muy tozuda. La Europa unida no está para aventuras separatistas porque podría implicar su final y España que es un país muy viejo no es tan fácil de destrozar, así que la feliz Arcadia catalana tendrá que esperar.
 
Así que ahora los nazionalistas (con zeta) catalanes son vistos en el resto de España como unos robaperas muy creídos que se han dado una buena galleta en los morros, logrando que 3.000 empresas huyeran de Cataluña lo que traerá más desempleo en los próximos años y frenará inversiones.
 
Y lo peor para estos indocumentados es que han conseguido tres cosas, que la mitad silente que tenían atropellada haya dicho "hasta aquí" y se ha tirado a la calle sin complejos para reivindicar lo suyo (van a tener Tabarnia para rato), que el resto de españoles haya puesto la bandera en sus balcones sin ser la fiesta mayor de su pueblo con lo que eso implica y por último, que los europeos hayan dado la espalda a unos políticos aventureros que han jugado a aprendiz de brujo y se les ha inundado la cocina como a Mickey en la película Fantasía.
 
Y por último aparecen los empresarios alemanes y le dicen en la cara al president del parlament que debían estar todos ellos en la cárcel.
 
Al oirlo grité tres hurras y un ¡Viva la República Federal Alemana!
 
Fernando Torres Carbajo. www.vigoè.es
 
 

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